lunes, 6 de abril de 2009

Nocturno a Rosario
por Manuel Acuña
(1849-1873)
El poeta se suicidó a los 24 años
por causa de este fatal amor
con una mujer casada.

Pues bien, yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón;
que es mucho lo que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto,
y al grito que te imploro
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.
De noche cuando pongo
mis sienes en la almohada,
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada
las formas de mi madre
se pierden en la nada,
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a aparecer.
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos,
y en vez de amarte menos
te quiero mucho más.
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y huir de esta pasión;
mas si es en vano todo
y mi alma no te olvida,
¡qué quieres tú que yo haga
pedazo de mi vida;
qué quieres tú que yo haga
con este corazón!
Y luego que ya estaba?
concluido el santuario,
la lámpara encendida
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario,
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar...
Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir;
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías;
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni dónde
se alzaba el porvenir.
¡Que hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo.
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tú siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, un alma sola,
los dos, un solo pecho,
y en medio de nosotros
mi madre como un Dios!
¡Figúrate qué hermosas
las horas de la vida!
¡Qué dulce y bello el viaje
por una tierra así!
Y yo soñaba en eso,
mi santa prometida,
y al delirar en eso
con alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti, no más por ti.
Bien sabe Dios que ése era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer;
¡bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño,
sino en amarte mucho
en el hogar risueño
que me envolvió en sus besos
cuando me vio nacer!
Esa era mi esperanza...
mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡adiós por la última vez,
amor de mis amores;
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi mira de poeta,
mi juventud, adiós!











Lea la muestra literaria representativa de la poesía romántica.
Identifique las características del Romanticismo que están presentes en el poema.
Construya un cuadro de doble columna en el que compare los versos con las características identificadas

miércoles, 1 de abril de 2009

RESUMEN DE AMALIA.---- JOSÉ MÁRMOL


AMALIA

INTRODUCCION

Amalia, es una novela considerada como parte del romanticismo social que se vivió en el siglo XIX en Latinoamérica.

Es importante conocer las fases por las que ha pasado la literatura a lo largo de los tiempos y el romanticismo es un periodo muy importante donde se reúnen las principales características de una sociedad; las diferentes clases sociales, una moral basada en los intereses de cada quien y el amor prohibido por las causas de una comunidad compuesta por falsedad.

La consolidación económica y política y las luchas de la época influyeron de manera primordial al escritor José Mármol, lo que se hace bastante evidente en Amalia ya que en vez de una novela parece la crónica de un suceso de aquella época.

1.0 RESUMEN

A. PRIMERA PARTE:

En aquella época, seis hombres unitarios habían decidido irse al ejército de Lavalle, pero como el restaurador se enteró de esto los mando asesinar, Merlo había sido el encargado de llevarlos a la trampa haciéndose pasar por un colaborador para hacerlos llegar al ejército y esta noche con su silbido traidor los guiaría a las manos asesinas. Eduardo logró escapar ayudado por su amigo Daniel, lo que dejó muy asustados a los asesinos, ya que si éste lograba llegar al ejército de Lavalle podría contar lo que había sucedido.

Aquella noche Eduardo conocería a Amalia ya que era prima de Daniel y fue allí donde él lo llevó para que se recuperara del golpe que había sufrido en la cabeza, y que lo tenia muy mal Daniel le cuenta a su prima que ha Eduardo hay que curarle y ocultarlo las heridas que lleva son obra del gobernante Juan Manuel Rosas; el doctor Alcorta maestro de Daniel y Eduardo es mandado llamar con pedro un viejo soldado fiel al general Belgrano padre de Amalia y familiar de Eduardo.

Alcorta llega en compañía de Fermín el criado de Daniel, y así realizan la primera curación al joven y le cambian las ensangradas vestimentas; cuando todos se van Amalia queda a cargo del malherido junto con Pedro.

Cuatro cartas, son escritas por Daniel, la primera para Florencia su novia, la segunda para el señor Felipe Arana, la tercera para el coronel Salomón y la cuarta es firmada con un signo especial.

Le entrega las tres primeras a Fermín para que las envíe y le ordena llevar a su casa a doña Marcelina mujer de costumbres poco recomendables; en las tres cartas se hablaba de lo sucedido la noche anterior, se las ingenio para conocer más de lo sucedido y el porqué, ya que su padre era un federal respetado y el iba por muy buen camino en la sociedad siendo ya participe del mundo político que envolvía en aquella época a Buenos Aires; Rosas tenia muchos problemas con los unitarios tanto con los hombres como con las mujeres ambos se negaban a usar las divisas federales.

Rosas aún desconocía el nombre del sobreviviente, Juan Merlo el carnicero solo conocía el nombre de los otros cuatro.

Florencia haciendo caso de la carta de Daniel fue a ver a doña Josefa Rosas quien en medio de su orgullo y de demostrar todo lo que puede lograr y que sabe más que los demás; muestra a Florencia las pistas y los métodos que utilizará para saber el nombre del unitario que se les escapó porque los otros fueron fusilados por la policía; pero la vieja no perdió la oportunidad para sembrar sisita en el corazón de la joven mencionando la visitas que en la tarde hace Daniel a Amalia su prima viuda.

El coronel Salomón dio pronta respuesta aunque no por escrito pero le envió un mensaje a Daniel para que se vieran antes de la reunión de la sociedad.

Daniel fue primero donde el señor Felipe Arana y luego se dirigió a casa de Florencia que le informó de toda la información adquirida donde la vieja.

Después de esto en la reunión de la sociedad con el presidente Salomón se acabó de confirmar que desconocían el nombre del unitario que se dio a la fuga y las únicas pistas sobre su nombre son las heridas dejadas en su cuerpo.

B. SEGUNDA PARTE:

Amalia ha sido una mujer sin fortuna, cuando sólo tenia seis años su padre murió, se casó muy joven y al año su esposo murió, después a los tres meses de viuda su madre también falleció, y hace sólo unos ocho meses aproximadamente que vive en Buenos Aires. Daniel y don Cándido van a la casa de doña Marcelina donde le pide hacer un plano del interior del edificio y que escriba en treinta y dos papelitos de colores la dirección del edificio con diferentes tipos de letra. Eduardo discute con Amalia porque el debe abandonar el lugar para no comprometerla a ella en la situación, pero de pronto la hace sonrojar declarándole su amor por ella.

Manuela la hija de rosas hizo una fiesta a la cual fue invitada Amalia por doña Agustina quien estaba celosa de su belleza, de su glamour, de sus trajes; ella iría con Florencia quien ahora la admiraba y quería desde que se dio cuenta que no había nada entre ella y Daniel, mientras eran las doce de la noche Daniel y Eduardo se reunieron con otros jóvenes intelectuales para hablar sobre la situación que se vivía en estos momentos y que solución debían darle.

Ya en el baile Daniel debía cuidar de su prima y su novia por mandato de Eduardo su amigo quien más tarde se encontraría con ellos para volver a la quinta de Amalia.

Terminada la fiesta se encuentran los jóvenes y marchan a la quinta donde Amalia cuenta a Eduardo los detalles de la fiesta y como el señor Mariño trato de acercársele y su actitud de ofendido cuando la joven lo desprecio; nuevamente Amalia y Eduardo se reiteran todo su amor.

C. TERCERA PARTE:

La última carta de Daniel había sido entregada a un tal Douglas el que se encargó de reunir al joven Daniel con un delegado francés, con el que intercambian ideas de la situación, pero para su desilusión se dio cuenta que las ideas pasadas de moda de los unitarios no alejarían a Rosas del poder.

Una mujer que viviera junto a la casa de Amalia se percató de la presencia de Eduardo e inmediatamente fue a contárselo a doña Josefa quien se hace presente en la casa de Amalia mientras tomaban te con toda la tranquilidad, la vieja sospechando de Eduardo se le apoya en la pierna izquierda y así logra descubrirlo, ya que la reacción de Eduardo no fue otra que la de alguien que tiene una herida que aún no cierra bien, la vieja se va convencida y todos entienden su propósito y se ponen de acuerdo para sacar al joven de allí. Para cuando el general Cutiño se presentó a revisar la quinta,Daniel se indignó de tal forma que el general se retiró inmediatamente ofreciendo disculpas.

Pero todo se complicó y por consejos de Mariño, Daniel empezó a ser vigilado, pero claro que antes fue avisado.

D. CUARTA PARTE:

Pasados once días la quinta de Amalia está desierta, pero Mariño mando hacer una llave que además de falsa inútil, pues el entra en la madrugada y siempre comprueba que todo está desierto.

Daniel recurre a Manuelita para que le ayude a Amalia diciéndole que la han acusado falsamente de unitaria y le pide que le de una carta que Amalia mostrará a todos los que van a revisar su casa sin órdenes del gobernador, manuela promete dársela al día siguiente.

Amalia se refugió en una casa abandonada sobre la barraca del río, conocida con el nombre de la “casa sola”, donde de pronto llega Eduardo.

Mariño sigue a Daniel y logra dar con la localización de Amalia, por suerte ésta lo descubre y logran sacar a Eduardo del lugar a tiempo, más tarde Bello hace creer a Mariño que ha estado todo el rato con Mansilla recorriendo diferentes lugares, lo que hace dudar a Mariño que aquella que vio fuera Amalia, quien según Daniel se encontraba en la ciudad por algunos días.

Daniel le hace saber a Florencia que ella y su madre deben partir a Montevideo lo más pronto, además escribe una carta muy pesimista al representante francés en Montevideo.

E. QUINTA PARTE:

La situación de los unitarios cada vez es peor, Florencia y su madre han decidido emigrar, Amalia no lo hará, porque Eduardo se piensa quedar, Manuela Rosas ordena a Victorica no seguir a Daniel por órdenes de la vieja Josefa, porque él sólo debe obedecer a su padre o a Corvalan.

Embarcaron en un ballenero Amalia y su madre, pero minutos más tarde Amalia, Eduardo y Luisa su criada escucharon un ruido estridente, y un poco más tarde otro, la ballenera había sido atacada.

Ya estando en la “casa sola” con Pedro, se escucharon unos ruidos de caballos, espuelas y empezaron a tocar la puerta; la que no pensaban ellos abrir, dispararon y por poco destrozan la casa hasta que la pequeña Luisa recordó la carta que podía salvarlos y así Amalia dio la cara a Martín Santa Coloma que se encontraba al mando.

Amalia por fin escogía el vestido para su boda después de tantas dificultades, Eduardo ha sido acogido bajo asilo por el cónsul de Norteamérica.

La hermosa mujer se encontraba en su quinta, ya lista esperando que el tiempo transcurriera rápido, para casarse e irse a Montevideo con su esposo y Pedro a quien pidió encarecidamente y con mucho cariño que los acompañara siempre; la boda se realizó rápidamente.

Eduardo partiría este día para Montevideo y Amalia lo haría en quince días, un mal presentimiento que había acompañado a Amalia toda la tarde se hizo realidad.

Entraron unos hombres a la quinta y se enfrentaron con Eduardo, Daniel y Pedro; primero fue herido el viejo soldado que corrió a proteger a Amalia, después murió Eduardo y por último Daniel también falleció, en el momento que su padre entraba gritando, “deténganse en nombre del restaurador”.

CONCLUSION

En una época de guerras y problemas políticos y civiles donde todos están dispuestos a matar por lograr sus propósitos, no puede haber ningún ganador; todos pierden, algunos sus familias, otros sus amigos, otros como en este caso pierden el amor de su vida, por el que tanto lucharon, o terminan alejándose de su patria, y de sus tierras para poder proteger sus vidas.



http://html.rincondelvago.com/amalia_jose-marmol.html

Revisión ortográfica: figeblue

LA CAUTIVA--- PRIMERA PARTE


PARTE PRIMERA


El Desierto

Era la tarde, y la hora
en que el sol la cresta dora
de los Andes. El Desierto
inconmensurable, abierto,
y misterioso a sus pies
se extiende; triste el semblante,
solitario y taciturno
como el mar, cuando un instante
al crepúsculo nocturno,
pone rienda a su altivez.

Gira en vano, reconcentra
su inmensidad, y no encuentra
la vista, en su vivo anhelo,
do fijar su fugaz vuelo,
como el pájaro en el mar.
Doquier campos y heredades
del ave y bruto guaridas,
doquier cielo y soledades
de Dios sólo conocidas,
que Él sólo puede sondar.
A veces, la tribu errante,
sobre el potro rozagante,
cuyas crines altaneras
flotan al viento ligeras,
lo cruza cual torbellino,
y pasa; o su toldería
sobre la grama frondosa
asienta, esperando el día
duerme, tranquila reposa,
sigue veloz su camino.

¡Cuántas, cuántas maravillas,
sublimes y a par sencillas,
sembró la fecunda mano
de Dios allí! ¡Cuánto arcano
que no es dado al vulgo ver!
La humilde yerba, el insecto,
la aura aromática y pura,
el silencio, el triste aspecto
de la grandiosa llanura,
el pálido anochecer.

Las armonías del viento
dicen más al pensamiento
que todo cuanto a porfía
la vana filosofía
pretende altiva enseñar.
¿Qué pincel podrá pintarlas
sin deslucir su belleza?
¿Qué lengua humana alabarlas?
Sólo el genio su grandeza
puede sentir y admirar.

Ya el sol su nítida frente
reclinaba en occidente,
derramando por la esfera
de su rubia cabellera
el desmayado fulgor.
Sereno y diáfano el cielo,
sobre la gala verdosa
de la llanura, azul velo
esparcía, misteriosa
sombra dando a su color.

El aura, moviendo apenas
sus alas de aroma llenas,
entre la yerba bullía
del campo que parecía
como un piélago ondear.
Y la tierra, contemplando
del astro rey la partida,
callaba, manifestando,
como en una despedida,
en su semblante pesar.

Sólo a ratos, altanero
relinchaba un bruto fiero
aquí o allá, en la campaña;
bramaba un toro de saña,
rugía un tigre feroz;
o las nubes contemplando,
como extático y gozoso,
el yajá, de cuando en cuando,
turbaba el mudo reposo
con su fatídica voz.

Se puso el sol; parecía
que el vasto horizonte ardía:
la silenciosa llanura
fue quedando más obscura,
más pardo el cielo, y en él,
con luz trémula brillaba
una que otra estrella, y luego
a los ojos se ocultaba,
como vacilante fuego
en soberbio chapitel.

El crepúsculo, entretanto,
con su claroscuro manto,
veló la tierra; una faja,
negra como una mortaja,
el occidente cubrió;
mientras la noche bajando
lenta venía, la calma,
que contempla suspirando
inquieta a veces el alma,
con el silencio reinó.

Entonces, como el rüido
que suele hacer el tronido
cuando retumba lejano,
se oyó en el tranquilo llano
sordo y confuso clamor;
se perdió... y luego violento,
como baladro espantoso
de turba inmensa, en el viento
se dilató sonoroso,
dando a los brutos pavor.

Bajo la planta sonante
del ágil potro arrogante
el duro suelo temblaba,
y envuelto en polvo cruzaba
como animado tropel,
velozmente cabalgando;
ve íanse lanzas agudas,
cabezas, crines ondeando,
y como formas desnudas
de aspecto extraño y crüel.

¿Quién es? ¿Qué insensata turba
con su alarido perturba
las calladas soledades
de Dios, do las tempestades
sólo se oyen resonar?
¿Qué humana planta orgullosa
se atreve a hollar el desierto
cuando todo en él reposa?
¿Quién viene seguro puerto
en sus yermos a buscar?

¡Oíd! Ya se acerca el bando
de salvajes, atronando
todo el campo convecino;
¡mirad! como torbellino
hiende el espacio veloz.
El fiero ímpetu no enfrena
del bruto que arroja espuma;
vaga al viento su melena,
y con ligereza suma
pasa en ademán atroz.

¿Dónde va? ¿De dónde viene?
¿De qué su gozo proviene?
¿Por qué grita, corre, vuela,
clavando al bruto la espuela,
sin mirar alrededor?
¡Ved que las puntas ufanas
de sus lanzas, por despojos,
llevan cabezas humanas,
cuyos inflamados ojos
respiran aún furor!

Así el bárbaro hace ultraje
al indomable coraje
que abatió su alevosía;
y su rencor todavía
mira, con torpe placer,
las cabezas que cortaron
sus inhumanos cuchillos,
exclamando: -"Ya pagaron
del cristiano los caudillos
el feudo a nuestro poder.

Ya los ranchos do vivieron
presa de las llamas fueron,
y muerde el polvo abatida
su pujanza tan erguida.
¿Dónde sus bravos están?
Vengan hoy del vituperio,
sus mujeres, sus infantes,
que gimen en cautiverio,
a libertar, y como antes,
nuestras lanzas probarán."

Tal decía, y bajo el callo
del indómito caballo,
crujiendo el suelo temblaba;
hueco y sordo retumbaba
su grito en la soledad.
Mientras la noche, cubierto
el rostro en manto nubloso,
echó en el vasto desierto,
su silencio pavoroso,
su sombría majestad.