domingo, 29 de enero de 2012


B)ROMA.

a)Teatro.

Los romanos imitaron la construcción de sus teatros de las colonias griegas del sur de Italia.

Originariamente las representaciones romanas eran al aire libre y los espectadores estaban de pie. Más adelante, se construyeron teatros de madera y, a partir del s.II a.C., se añadieron unas gradas en semicírculo, donde todos los espectadores permanecían de pie y entremezclados. Roma no conoció un teatro de madera hasta finales de la República.

Los romanos hicieron varias innovaciones importantes, como:

- Utilización del telón, cosa que no disponían los griegos. Este bajaba al empezar la representación y subía cuando terminaba.

- Utilización del toldo, velum, para los días de mucho sol.

En cuanto a los espectadores, las mujeres asistían normalmente al teatro, al contrario que en Grecia, aunque no veían los mimos a causa de su carácter obsceno y licencioso.

La mayor parte de los actores eran extranjeros, esclavos y libertos. Todos ellos gozaban de poco prestigio social y eran considerados como gente sin honor. Las mujeres también participaban en las representaciones, pero estaban muy mal consideradas y gozaban de la misma consideración que las prostitutas.

El teatro romano estaba dividido en tres partes:

- Ima cavea, ocupado por autoridades.

- Media cavea.

- Summa cavea.

El público se llevaba consigo la comida y la bebida y mostraba su disconformidad con pitidos, aplaudía, pateaba... Es decir, la representación se realizaba en un ambiente bullicioso y alegre.

En Roma, además de la tragedia y de la comedia, se dieron también el mimo, en donde se combinaba el erotismo con la crueldad, y la pantomima.

De todas formas, el teatro no llegó a cuajar en Roma como en Grecia. La gente prefería otros espectáculos más sangrientos. Cabe decir que la única obra que tuvo cierto éxito fue aquella en la que en cada representación se asesinaba a un esclavo en la misma escena.

b)Los juegos.

Los romanos sintieron una gran pasión por los juegos, especialmente durante el Imperio. Tal fue así que los emperadores solían utilizarlos para apartar al pueblo de pensamientos desestabilizadores de su poder.

Se celebraban en fechas fijas y eran organizados por los ediles generalmente, que aprovechaban éstos para ganarse el voto en futuras elecciones. A veces también los organizaban magistrados o particulares para obtener la simpatía del pueblo. El erario público subvencionaba parte de estos juegos, pero, como los magistrados querían dar la mayor grandiosidad y atracción, ponían de su propia fortuna el resto.

La abundancia de juego y la seguridad de la annona, aprovisionamiento gratuito para los pobres de trigo y dinero, despreocupaba a la población de cualquier otra cosa. Con el panem et circenses, la plebe se consideraba feliz.

Los días que se celebraban juegos acudían al Circo Máximo de 150000 a 200000 personas, ataviadas con diversos atuendos, según se celebrasen los ludi cereales (en honor de Ceres), a los que iban todos vestidos de blanco, o los ludi florales (fiesta de la primavera), en los que los asistentes se vestían de variados colores para imitar los campos en primavera. En otras ocasiones, los espectadores lucían pañuelos con los colores de su equipo favorito. Los hombres dejaban los burdeles, empeñaban hasta la ropa en las apuestas, se proveían de comida y almohadillas y entraban a presenciar el espectáculo, que duraba todo el día.

Se iniciaban los juegos con un desfile de carácter religioso, que partía del Capitolio y recorría en procesión el Foro y las principales calles de Roma, portando numerosas estatuas de dioses. Ya en el circo la comitiva recorría toda la pista. En cabeza y de pie, el magistrado organizador de los juegos, vestido con una toga bordada en oro; sobre su cabeza, una corona de hojas de roble y en la mano un cetro de marfil. Precedía al magistrado una comparsa de músicos vestidos con togas blancas. Detrás iban las imágenes de los dioses. La muchedumbre aclamaba con grandes voces.

Los lugares para la celebración de estos juegos eran:

1-El circo, que era de planta rectangular, con los lados menores formando un arco de circunferencia. En el centro había un muro central o spina, terminado en dos columnas (metae), en donde se solían colocar obeliscos generalmente traídos de Egipto, estatuas de divinidades, surtidores y siete grandes huevos de madera que servían para contabilizar las siete vueltas de que constaba cada carrera. También siete delfines esculpidos en piedra podían cumplir la misma función. Delante de una de las metas estaban las cocheras llamadas carceres, en donde los caballos y aurigas esperaban el momento de ponerse en la línea de salida. Esto ocurría cuando el magistrado que presidía los juegos, sentado en el palco de autoridades, tiraba un pañuelo a la arena.


El más importante fue el Circus Maximus de Roma. En éste se celebraban luchas de gladiadores, venationes...., pero sobre todo se dedicaba a las carreras de carros.

2-El anfiteatro, que es en sí un teatro doble, de forma elíptica. Según la tradición, en el año 53 a.C. se construyeron dos teatros móviles, que, al unirse, formaron el primer anfiteatro. Posteriormente se levantaron otros de piedra, hasta el año 80 que se construyó el más importante: el anfiteatro Flavio o Coliseo, con una capacidad para unos 45000 espectadores. En él se ofrecían tres tipos, de espectáculos: luchas de gladiadores, luchas de fieras salvajes y combates navales. Consta de las siguientes partes:

- El subterráneo, que lo forman las construcciones hechas bajo la arena, que servían para guardar decorados, tener a los gladiadores, las fieras... Estaba cubierto por un tablazón de madera, de forma que quedaba oculto al público.

- La arena, que era el espacio donde se desarrollaba el espectáculo.

- La cavea o graderío.

Las gradas comienzan a unos 4 metros de altura de la arena. Están divididas en tres sectores, separados por un pasillo. Se accedía a cada sector por unas escalerillas que desembocaban en el anfiteatro por unas grandes puertas o vomitoria.

El emperador se sentaba en un palco construido frente al eje menor de la arena. Los espectadores sabían cuál era su asiento gracias a unas entradas de piedra, en donde se constataba el número de la puerta de acceso, el sector y la grada.

Los juegos que podían darse en estos dos recintos podían ser:

1-Luchas de gladiadores

Su origen se sitúa en la región italiana de Campania, desde donde más tarde fueron introducidos en Roma. Con el tiempo se convirtieron en el espectáculo preferido de los romanos.

Un hombre podía convertirse en gladiador de tres maneras:

- Por ser condenado a muerte o a trabajos forzados.

- Por ser un esclavo castigado por su dueño.

- Por ser un hombre libre, que, acuciado por su pobreza, probaba suerte en la lucha.


Se entrenaban en escuelas especiales y formaban cuadrillas. Las leyes ponían límite a estas cuadrillas para evitar que se convirtieran en bandas armadas al servicio de un rico.

Las sesiones de combates, anunciadas con antelación, tenían lugar por la tarde y el número de participantes no podía sobrepasar las 120 parejas. Aunque esto era muchas veces sobreseído: Trajano hizo luchar una vez a 10000 hombres en 123 días.

El espectáculo comenzaba con una gran parada; los gladiadores, vestidos de oro y púrpura, montados sobre carros, desfilaban por la arena del circo o anfiteatro. Les seguía una gran cohorte de músicos con instrumentos de metal y de viento, así como un órgano hidráulico. Al llegar frente a la tribuna del emperador hacían su saludo (Ave, Caesar, morituri te salutant) y se dirigían hacia el promotor de la fiesta que examinaba sus armas. Posteriormente se sorteaban los gladiadores para formar las parejas que debían enfrentarse.

El público empezaba a gritar, animando al gladiador por el que había apostado.

Cuando uno de los luchadores caía al suelo vencido, pedía clemencia a la multitud levantando el brazo. Si la plebe consideraba su actuación buena, levantaba el pulgar o agitaba el pañuelo al aire, indicando el perdón; si se bajaba el pulgar hacia abajo, vertere pollicem, era señal de que el vencedor debía degollar al vencido y gritaba: (iugula!. Posteriormente el vencedor obtenía la palma como símbolo de su victoria. Además podía recibir regalos y fuertes sumas de dinero hasta que, tras muchas victorias, se le regalaba una espada de madera como símbolo de su retirada.

Igual que los aurigas y los actores de moda, los gladiadores gozaban de gran éxito, sobre todo entre las mujeres.

Había varias clases de gladiadores; entre ellos los más importantes eran:

- Los retiarii, que luchaban sin casco, armados con un tridente y una red. Como protección llevaban en el brazo izquierdo un guantelete que se prolongaba en una pieza metálica, que cubría el hombro y la cabeza. Iban vestidos con una especie de calzoncillo ceñido por un cinturón de cuero, donde llevaban un puñal que usaban en momentos extremos.

- Los tracii, que llevaban grebas, rodilleras y armaduras en los muslos, además de un guantelete en el brazo derecho. Se protegían con un pequeño escudo redondo y con un casco que les cubría todo el rostro y que imitaba la forma de la cabeza de un animal salvaje. Luchaban con una espada corta y curvada.

- Los samnitas, que llevaban protecciones en la pierna izquierda y en el brazo derecho, Se cubrían el cuerpo con un escudo alargado y cóncavo y la cabeza con un casco adornado con una pluma o un penacho de crines. Llevaban una espada corta.

- También se podían dar combatientes a caballo o en carro.


2-Venationes o luchas de fieras.

También éstas tuvieron gran aceptación en Roma. Fieras raras y exóticas eran traídas de países lejanos. Llegaban hipopótamos y cocodrilos del Nilo, elefantes de Libia, leones de Tesalia, tigres de Hircania, osos del Danubio y un sinfín de variadas especies de otros lugares.

Las luchas eran terribles y el pueblo seguía con emoción estas peleas de ataque y defensa, que enfrentaban elefantes con rinocerontes, osos contra toros, tigres contra leones... Para aumentar su fiereza se les acuciaba con aguijones y fuego. Al final sólo sobrevivían la mitad de las fieras, la otra mitad había desaparecido devorada.

Este espectáculo se ofrecía generalmente por las mañanas, como preludio a los combates de gladiadores y tenía varias modalidades: exhibición de animales exóticos, luchas entre animales, combates entre hombres y bestias y ejercicio de doma.

A veces eran los condenados a muerte los que eran lanzados a la arena: hombres y mujeres indefensas morían devorados por los animales. Normalmente, este espectáculo se llevaba a cabo en horas de menor asistencia.

3-Naumaquias.

Se celebraban generalmente en el anfiteatro. Eran unos espectáculos que se ofrecían excepcionalmente y en donde se simulaban combates navales. Para ello se llenaba el lugar de agua. Se intentaban representar batallas navales históricas y los combatientes solían ser gladiadores y criminales condenados. En una naumaquia organizada por el emperador Claudio combatieron 19000 hombres.

4-Carreras de carros.

Mientras que en Grecia se celebraban en los hipódromos carreras de caballos y de carros con un fin deportivo, en Roma, sólo se reaccionaba ante la victoria o la derrota.

Se celebraban en el circo y constituían el espectáculo que más pasiones y partidismos más radicales encendía.

Cada carrera consistía en dar siete vueltas a la pista alrededor de la espina, que acostumbraba a medir unos 214 metros. Los caros se llamaban:

- Bigae, si estaban tirados por dos caballos.

- Trigae, por tres,

- Cuadrigae, por cuatro, que eran los más usados.


- De más caballos, que eran poco utilizados.

Cada carro representaba un bando o facción. Las facciones pagaban los gastos de entrenamiento, de selección de los animales, de los aurigas y del resto del personal necesario. Había 4 facciones, puesto que era el número de cuadrigas que competían a la vez: los blancos, los verdes, los azules y los rojos. Cada auriga salía a la pista con casco, látigo, unas bandas que le ceñían las piernas y los muslos, la casaca del color de la facción y con el cuerpo atado a las riendas, que tenía que cortar con un cuchillo en caso de accidente.

La alegría de los partidarios de un color era indescriptible, cuando el carro de su auriga pasaba cerca de la meta sin rozarla. Si tomaba la curva demasiado abierta, perdía tiempo y terreno con el peligro adicional de chocar con otro carro y provocar el temible naufragio. El auriga debía ser diestro en realizar movimientos con el cuerpo, hacia delante para incitar a los caballos y hacia atrás para frenarlos. Los animales también tenían importancia; cada uno tenía su historial con sus hazañas. Los aurigas solían pertenecer a las clases más bajas, pero algunos llegaban a ser millonarios, prefiriendo morir en las pistas a hacerlo en una cama.

Las carreras de carros, además del espectáculo, llevaban consigo las apuestas. En ellas se jugaban grandes cantidades de dinero, hasta incluso llevar a la ruina a los apostantes.


9-ESPECTÁCULOS DE MASAS.

A)GRECIA.

Los festivales religiosos, que implicaban a toda la comunidad, eran las ceremonias más importantes. Desde época remota se incluían juegos y competiciones atléticas y a la par juegos teatrales. Así, en Grecia, podríamos distribuirlos en tres apartados:

- Atléticos.

- Musicales.

- Dramáticos.

Estos se realizaban según tres criterios:

1-Ciudad aislada, como las Grandes Panateneas de Atenas. El programa de estas fiestas incluían concursos gimnásticos y musicales, carreras de antorchas y regatas.

2-Grupos de Estados vecinos, como las anfictiónicas, en honor a Apolo.

3-Todos los griegos, que eran cuatro:


- Las Olímpicas, en Pisa, Elida.

- Las Píticas, en Crisa, Fócida.

- Las Nemeas, en Argólida.

- Las Itsmicas, en Corinto.

Las dos primeras se celebraban cada cuatro años y las dos últimas cada dos.

Las más antiguas serías las olímpicas, que datan del s.VIII a.C., año 776.

Los cuatro grandes festivales nacionales tenían en común que, además de la guirnalda, al vencedor no se le diera ningún premio en metálico. Pero cuando éste volvía a su tierra, era premiado con grandes honores. En Atenas, por ejemplo, tenía derecho a vivir a expensas del Estado; en Esparta, a combatir en las batallas junto al rey.

a)Juegos Olímpicos.

Los festivales eran organizados en honor de Zeus. No podían asistir a ellos las mujeres, pero sí los esclavos y cualquier extranjero. Los juegos, que duraban siete días, durante la segunda o tercera luna del solsticio de verano, comenzaban con sacrificios y celebraciones en honor de Zeus, la gran divinidad que presidía la ciudad de Olimpia, dentro de su magnífico santuario, en donde estaba la estatua de Zeus sedente, labrada en oro por Fidias.

Durante la celebración de los juegos, se proclamaba por toda Grecia una tregua sagrada.

Además del interés atlético, el festival tenía cierto aspecto de feria internacional, en donde se podían mostrar las obras literarias realizadas o presentar sus ideas en discursos.

Los jueces de los juegos, hellenodicae, eran diez y se encargaban de examinar y calificar cuidadosamente a los concursantes. Cada uno debía demostrar que era heleno de nacimiento y hombre libre y que había cumplido los meses de preparación o entrenamiento. Además debían seguir entrenándose durante los treinta días que precedían al concurso, bajo la atenta vigilancia de los jueces.

El programa de los juegos se extendía a lo largo de cinco días. El primer acto era el stadión o carrera corta, de unos 200 metros. El vencedor daba su nombre a la Olimpiada. El diaulos o carrera doble correspondería a unos 400 metros. El dóliquos o carrera larga sería de tres a cinco kilómetros.


El pentathlon era un certamen de cinco partes, que comprendía el salto, el lanzamiento de disco y jabalina, la carrera y la lucha cuerpo a cuerpo, en donde tenía que derribarse al adversario tres veces para vencerlo.

En el boxeo, los guantes no eran más que tiras de cuero enredadas en las muñecas y la pelea se prolongaba hasta que uno de los dos se diese por vencido. Lo mismo ocurría en el pancratium, lucha mezcla entre la habitual y el boxeo, en donde todo valía: apaleamientos sin compasión, puñetazos, golpes en los testículos, estrangulamientos...

Una celebración muy importante eran las carreras de caballos y de carros, que tenían lugar en el hipódromo, cuya victoria era muy codiciada.

Al final de la disputa, el nombre de cada vencedor y el de su ciudad natal eran proclamados por un heraldo y el vencedor era coronado por los jueces con una guirnalda de olivo. Las ramas tenían que ser cortadas por un joven cuyos padres estuviesen vivos. Además los nombres de los ganadores se grababan en lápidas de mármol o en placas de bronce que eran colocadas en el gimnasio.

La participación de las mujeres estaba totalmente prohibida tanto como deportistas como espectadoras. Si alguna era descubierta era arrojada desde el monte Tipeo, ya que algunas llegaban a disfrazarse para asistir a los juegos.

No obstante, cada cuatro años, en fechas distintas a las asignadas para los hombres, las muchachas organizaban unos juegos exclusivamente para mujeres, en honor de la diosa Hera, que también se veneraba en el santuario de Olimpia.

Si en un principio sólo podían participar ciudadanos griegos, poco a poco esto se fue internacionalizando, sobre todo, después que Grecia pasó a ser una provincia romana.

Los juegos continuaron hasta el 393, cuando el emperador Teodosio clausuró los juegos, considerándolos paganos. Pero posteriormente Pièrre Fredy, barón de Coubertin, consiguió que estos se reimplantaran a partir de 1986, celebrados por primera vez en Atenas.

b)Teatro.

En Grecia, los festivales dramáticos estaban especialmente relacionados con el culto de Dionisos. En Atenas, había dos festivales en los que se presentaban piezas dramáticas:

- Las Leneas (a fines de enero), apropiadas para las comedias.

- Las Grandes Dionisiacas (a fines de marzo), apropiadas para las tragedias, más fastuosas y brillantes.

Parece que los dramas se prolongaban durante 3 días. Los poetas, coregas y protagonistas recibían premios.


El poeta que deseaba participar lo solicitaba del arconte correspondiente, quien, si lo aceptaba, le proporcionaba un corega y tres actores. El corega proveía y adiestraba el coro. Diez jueces eran escogidos por la boulé, y los premios eran otorgados por cinco votos, sacados a suerte entre los diez jueces.

El auditorio era de atenienses y extranjeros; los esclavos y las mujeres parece ser que no podían asistir. A los ciudadanos pobres, el Estado les pagaba la entrada.

En cuanto al edificio, los de piedra fueron sustituyendo a los primitivos de madera. Tenían cuatro partes principalmente:

- El théatron o auditorio, que era una serie ascendente de asientos en filas semicirculares, tallados en los flancos de una colina o con muros de contrafuerte donde no se contaba con la colina natural. Las filas más bajas estaban destinadas a sacerdotes y funcionarios.

- La orchéstra o lugar para la danza del coro, que era una pista de baile en forma circular. Tenía accesos laterales, párodoi, por donde entraba el coro.

- El proskénion o escenario de los actores, que era una plataforma de piedra de unos 4 metros de altura y tres de ancho, sostenida por pilares.

- La skené o fondo, que era una construcción de dos o tres pisos, en donde se representaba la fachada de un palacio o templo. Tenía tres puertas que se abrían sobre el escenario.

Se atribuye a Sófocles la introducción de decorados pintados, pero parece que como decorado siempre se tenía esa fachada de piedra.

En cuanto a los actores, el disfraz del actor trágico solía rellenarse con postizos y, para aumentar su estatura, usaban un calzado con suelas muy gruesas, coturnos, una máscara y una peluca. La vestidura era el chitón largo o jonio, lo bastante amplio para cubrir el cuerpo y sus rellenos artificiales. Las telas eran vistosas para los personajes importantes y sobrias para los humildes. Los dioses aparecían con sus atributos simbólicos.

La vestimenta de la comedia era más semejante a la que se usaba a diario. El coturno se sustituía por unas pantuflas (los socci romanos): el zueco de la comedia.

Las máscaras usadas por todos los actores tienen especial interés. Se hacían de lino, a veces de corcho, y cubrían cara y cabeza. Como se perdían las expresiones faciales, el actor enunciaba muy claramente y su además tenía que ser muy expresivo.

El número de actores era, generalmente, tres, hombres todos. Algunas veces se usaba un cuarto actor. El coro era de 12 ó 15 hombres para la tragedia y de 24 para la comedia.

La tragedia griega consistía por lo común en 5 actos, divididos por cuatro odas corales, siendo el primero un prólogos y el último un éxodos. La comedia tenía un proceso semejante, aún con la inclusión de una parábasis, generalmente a media pieza.



8-JUEGOS DE SOCIEDAD.

A)GRECIA.

El ocio, del que disponían en gran manera muchos griegos, era ocupado de diversas y diferentes formas.

Aparte de las ocupaciones ya mencionadas, podríamos citar las siguientes:

- La caza y la pesca (con aparejos parecidos a los actuales).

- Las peleas de animales, que las consideraban estimulantes para los jóvenes. Se enfrentaban a veces a un perro y a un gato, pero lo más común era enfrentar a dos gallos provistos de espolones de bronce, que suscitaban importantes apuestas.

- Juegos de azar, como el tipo cara y cruz, las tabas o los dados y juegos, en donde también aparecía el ingenio, como la pettéia, parecido a las damas.

El más común parece haber sido el de los dados, que podía llevar a la ruina a los jugadores. El dado, de hueso, marfil, madera, cerámica o materiales preciosos, llevaba grabada en cada una de las caras una letra equivalente a una cifra o bien la abreviatura del número; también los había con puntos dispuestos a la forma actual.


En cuanto a las tabas o astrágalos, podían ser huesos naturales o formas imitadas hechas con materiales diversos. Como cada una de las cuatro caras era distinta, no era preciso grabar nada en ellas.

- Se conocía también un juego de pelota con bastones curvos, similar al hockey, y también se jugaba al balón en los gimnasios.

- Se jugaba asimismo a mantener el equilibrio sobre zancos o sobre un odre lleno de vino y engrasado.

B)ROMA.

Al margen de los ludi públicos, los romanos practicaban numerosos juegos privados. Corrían en el campus, saltaban, lanzaban el disco o la jabalina, montaban a caballo; jugaban a la pelota, hacían gimnasia o natación; eran expertos en la lucha y también competían en carreras. La caza y la pesca también tenían gran popularidad. La danza y la música tenían también gran importancia.

Los romanos eran aficionados a los juegos de tabas y dados; en este juego se llegaban a apostar grandes sumas de dinero. En general, los juegos de azar les gustaban muchísimo; estaban prohibidos, pero se permitían en los banquetes y en algunas fiestas.

Jugar al aro era muy popular entre los niños. Los aros eran de diferente tamaño, según las edades. Algunos llevaban adosados cascabeles que sonaban al rodar.





7-UN DÍA CUALQUIERA.

A)GRECIA.

El ciudadano ateniense solía levantarse temprano, se lavaba y tomaba su primer alimento o desayuno ligero, el cual se reducía probablemente a un pedazo de pan empapado en vino puro. Después hacía un turno de visitas, pues era la mejor hora para encontrar a los amigos en casa. Hacía ejercicio físico en el tiempo libre y llegaba la hora para dirigirse al ágora, en donde se arreglaban los negocios, compraventa y los demás tratos.

A mediodía paraban los negocios y la muchedumbre abandonaba el ágora. Entonces se acostumbraba a hacer un almuerzo informal, que no siempre se hacía en casa. Tras ello, se dirigían a las barberías u otros lugares de reunión, hasta que pasaba el calor. Se frecuentaban los gimnasios o los baños, hasta la puesta de sol, que marcaba la parte la más importante del día, el de la cena, que se comenzaba entre las 4 y 5 de la tarde. Era la comida social y se hacía en casa o en la de un amigo. Solía ser frugal, a no ser que se tratara de un banquete o un simposio, en donde la reunión solía prolongarse hasta altas horas de la madrugada.

En cuanto al banquete griego o simposio, cuando la familia estaba sola, se acostumbraba a cenar en el patio de la casa, la esposa sentada y el esposo reclinado. Cuando había invitados, sólo hombres, la cena se servía en el andrón. Conforme llegaban los invitados, los esclavos los descalzaban, les lavaban los pies y les daban un aguamanos. Después, los invitados se acomodaban en los canapés, de dos en dos, según libre elección o siguiendo el orden designado por el dueño. Al reclinarse, el codo izquierdo solía apoyarse en un cojín. Frente a cada canapé, se colocaba una mesita redonda de tres pies, en donde se colocaban los alimentos.

Este simposio costaba de dos partes muy bien diferenciadas:

- La de la cena propiamente dicha, en donde se comían:

1-Unos entremeses de verduras, pescados variados y ostras.

2-Un primer plato, que podía ser de pescado o carne, todo en pedazos que se cogían con los dedos.

3-Tras lavarse, las mesitas se retiraban y se sustituían por otras, con frutas, pasteles y otros confites; y se hacían unas libaciones de vino puro en honor de los buenos genios.

- La del simposio o tertulias, amenizadas con música, danza y diversas atenciones de muchachas alquiladas. Se desarrollaba también con frecuencia la pederastia, algo muy común entre los griegos.


En éste, se designaba primero por suerte o aclamación a uno de los presentes como director de la fiesta, a quien correspondía hacer la mezcla de vino y agua en tres cráteras y fijar el tamaño de las copas. Mientras los comensales se coronaban con guirnaldas vegetales.

Frecuentemente, el simposio, además de conversaciones, se veía animado con juegos de diversos tipos, como el completar versos, proponer y resolver adivinanzas, improvisar breves discursos o defender una paradoja. A veces se preferían juegos de destreza manual.

Todo ello tomando abundante vino y picando continuamente algún fruto fresco o seco.

B)ROMA.

El romano de los primeros tiempos llevaba una vida austera y dura, con una alimentación frugal. Se dedicaba especialmente al trabajo, a la vida familiar y a las tradiciones religiosas.

Con el paso del tiempo y el aumento de las riquezas, creció el lujo y la relajación de las costumbres.

El romano se levantaba con el sol rápido (guarda sus ropas debajo de la cama), se lava los brazos y cara (el resto se lo lava cada 8 días generalmente) y se pone a disposición del tonsor, a veces varias veces al día, con el consiguiente suplicio, ya que no usaban espuma de afeitar, sino que eliminaban la barba con dropax, un depilador de resina y pez, o se extraían con una pinza. Tomaba un pequeño desayuno (ientaculum) e iniciaba sus ocupaciones laborales que duraban hasta el mediodía. Estas ocupaciones podían ser visitas de duelo o felicitación, judiciales, bodas o la visita de clientes que le realizaban el saludo matinal.

La matrona se dedicaba durante todo este tiempo a ser peinada por sus esclavas (varias horas) y a dirigir y organizar el trabajo de casa.

Al término de la jornada laboral, al mediodía, tomaban un almuerzo bastante ligero. Tras ella llega el tiempo destinado al ocio, algo muy importante para un romano. Podemos diferenciarlo en:

1-La siesta (meridiatio), palabra que procede de sexta, que era la hora en la que los romanos la practicaban.

2-El tiempo de ocio, en el que:

- Los jóvenes hacen ejercicios gimnásticos o deportivos en el Campo de Marte, a las afueras de la ciudad: equitación, conducción de carros, competiciones de natación, bailes...

- Los mayores prefieren los juegos como la taba y los dados o el paseo por pórticos y jardines.


Todos en general comparten su afición por las termas. Era el lugar preferido de todo romano para su esparcimiento y para hablar. Allí acudían al atardecer (las mujeres lo hacían por la mañana) y charlaban con los amigos, se comentaba la política, se paseaba, hacían gimnasia y se bañaban.

Estas termas tenían siempre diversas salas como:

- Apodyterium o vestuario, que era donde se desnudaban, dejando su ropa en unas repisas.

- Sudatorium o sala de vapor.

- Caldarium o sala de agua caliente.

- Tepidarium o sala de agua tibia.

- Frigidarium o sala de agua fría.

- Palaestra o sala de gimnasia.

- Piscina al aire libre.

- Biblioteca.

- Salitas de reuniones

- Salas para masajes.

-...

Antes de la puesta de sol tenía lugar la coena o cena, comida principal del día, que se hacía en familia. En esta cena diaria se tomaban lechugas, huevos duros, puerros, gachas y judías pintas con tocino magro; de postre se servían uvas, peras y castañas asadas; el vio era corriente.

Los romanos comían con los dedos, recostados en un lecho, apoyados en el codo izquierdo.

El ambiente, al principio austero, pasó a ser lujoso con manjares abundantes y refinados, vajillas de plata...

La cena se prolongaba con la sobremesa, comissatio, en la que bebía y charlaba abundantemente.

Por la noche, los romanos se disponían a dormir, pero había excepciones:

- Los asistentes a un banquete a veces lo prolongaban hasta altas horas de la madrugada.


- Los panaderos trabajaban durante la noche

- Las personas dedicadas al estudio lo hacían también por la noche, a la luz de una lámpara.

- Muchos jóvenes se dedicaban a sus expediciones amorosas y se entretenían a veces garabateando en las paredes con expresivos graffiti. Uno dice irónico: (Oh pared! Me admira que sostengas tantas tonterías sin desmoronarte.

- Los borrachos deambulan por las calles tras haber asistido a los banquetes o a las tabernas, en donde se servían tapas (aceitunas, verduras crudas, embutidos o jamón) y abundante vino aromatizado o con miel.

Las salidas nocturnas se solían hacer con la compañía de esclavos que portaban antorchas, pues no hay alumbrado público.

Si este romano asistía a un banquete como invitado, éste era recibido por los esclavos, que le recogían los zapatos y la toga, se le ofrecía un baño caliente y perfumado o se lavaba los pies y perfumaba. A continuación pasaba a una gran sala, donde el dueño de la casa tenía expuesta la vajilla. Ya en el triclinium y una vez acomodados, pasaban los esclavos llevando el agua en aguamaniles para que los comensales se lavasen las manos.

Desde finales de la República, era común cenar en el triclinium, nombre de la sala y de los lechos para los comensales. Generalmente había en cada sala tres triclinios, de tres piezas cada uno: lectus summus, medius e imus, que se reservaban según la importancia del invitado.

Para servir la mesa se reservaban los esclavos más hermosos y de mejores modales. Se les vestían con ropas de colores vivos, que contrastaban con sus largas cabelleras, que a veces servían para que sus amos se secaran las manos en ellas. Los peores vestidos eran los que recogían las mesas.

La cena propiamente dicha constaba de tres partes:

- Un aperitivo o entremés, gustus, acompañado de vino con miel o mulsum. Consistía en una serie de alimentos para abrir el apetito como melón, lechuga, atún, croquetas, trufas, ostras y pescado salado.

- Cena propiamente dicha, prima mesa, con variados platos y predominio de mariscos, pescados y carne. Siempre platos exóticos preparados de forma estrambótica.

- Los postres, secunda mesa, con frutas y repostería.

Los alimentos estaban las más de las veces salados o muy picantes para provocar la necesidad de beber continuamente el vino puro (merum), con miel (mulsum) o con agua (vinum).


Cada invitado llevaba un esclavo, servus ad pedes, que se encargaba de ayudar a su amo, sobre todo si éste bebía en exceso.

La mesa se preparaba con minuciosidad exquisita: se cubría con ricos manteles y sobre ella se colocaba la suntuosa vajilla y todos los manjares preparados. Las servilletas las ponían los invitados: servía para limpiarse las manos, sonarse la nariz, limpiarse el sudor y la boca y para llevarse a casa los regalos del anfitrión.

Los alimentos se tomaban con los dedos de la mano derecha. Los vasos eran de gran lujo. No conocían el uso del tenedor.

Las cenas terminaban generalmente con un brindis a los dioses y con la comissatio o sobremesa, que duraba muchas veces hasta el amanecer. Era como un segundo banquete, en el que alternaban los juegos, la música, las lecturas, los discursos; actuaban comediantes y bufones; había danzas y todo tipo de espectáculos más o menos licenciosos. Los comensales se adornaban la cabeza con coronas de flores, hiedra o laurel en la creencia de que estas plantas neutralizarían los efectos del vino.

e nombraba un rey de la fiesta, rex bibendi, que debía ser un experto en vino y banquetes. Este no debía permitir actos deshonestos, pero no podía poner límites al placer.