domingo, 29 de enero de 2012





7-UN DÍA CUALQUIERA.

A)GRECIA.

El ciudadano ateniense solía levantarse temprano, se lavaba y tomaba su primer alimento o desayuno ligero, el cual se reducía probablemente a un pedazo de pan empapado en vino puro. Después hacía un turno de visitas, pues era la mejor hora para encontrar a los amigos en casa. Hacía ejercicio físico en el tiempo libre y llegaba la hora para dirigirse al ágora, en donde se arreglaban los negocios, compraventa y los demás tratos.

A mediodía paraban los negocios y la muchedumbre abandonaba el ágora. Entonces se acostumbraba a hacer un almuerzo informal, que no siempre se hacía en casa. Tras ello, se dirigían a las barberías u otros lugares de reunión, hasta que pasaba el calor. Se frecuentaban los gimnasios o los baños, hasta la puesta de sol, que marcaba la parte la más importante del día, el de la cena, que se comenzaba entre las 4 y 5 de la tarde. Era la comida social y se hacía en casa o en la de un amigo. Solía ser frugal, a no ser que se tratara de un banquete o un simposio, en donde la reunión solía prolongarse hasta altas horas de la madrugada.

En cuanto al banquete griego o simposio, cuando la familia estaba sola, se acostumbraba a cenar en el patio de la casa, la esposa sentada y el esposo reclinado. Cuando había invitados, sólo hombres, la cena se servía en el andrón. Conforme llegaban los invitados, los esclavos los descalzaban, les lavaban los pies y les daban un aguamanos. Después, los invitados se acomodaban en los canapés, de dos en dos, según libre elección o siguiendo el orden designado por el dueño. Al reclinarse, el codo izquierdo solía apoyarse en un cojín. Frente a cada canapé, se colocaba una mesita redonda de tres pies, en donde se colocaban los alimentos.

Este simposio costaba de dos partes muy bien diferenciadas:

- La de la cena propiamente dicha, en donde se comían:

1-Unos entremeses de verduras, pescados variados y ostras.

2-Un primer plato, que podía ser de pescado o carne, todo en pedazos que se cogían con los dedos.

3-Tras lavarse, las mesitas se retiraban y se sustituían por otras, con frutas, pasteles y otros confites; y se hacían unas libaciones de vino puro en honor de los buenos genios.

- La del simposio o tertulias, amenizadas con música, danza y diversas atenciones de muchachas alquiladas. Se desarrollaba también con frecuencia la pederastia, algo muy común entre los griegos.


En éste, se designaba primero por suerte o aclamación a uno de los presentes como director de la fiesta, a quien correspondía hacer la mezcla de vino y agua en tres cráteras y fijar el tamaño de las copas. Mientras los comensales se coronaban con guirnaldas vegetales.

Frecuentemente, el simposio, además de conversaciones, se veía animado con juegos de diversos tipos, como el completar versos, proponer y resolver adivinanzas, improvisar breves discursos o defender una paradoja. A veces se preferían juegos de destreza manual.

Todo ello tomando abundante vino y picando continuamente algún fruto fresco o seco.

B)ROMA.

El romano de los primeros tiempos llevaba una vida austera y dura, con una alimentación frugal. Se dedicaba especialmente al trabajo, a la vida familiar y a las tradiciones religiosas.

Con el paso del tiempo y el aumento de las riquezas, creció el lujo y la relajación de las costumbres.

El romano se levantaba con el sol rápido (guarda sus ropas debajo de la cama), se lava los brazos y cara (el resto se lo lava cada 8 días generalmente) y se pone a disposición del tonsor, a veces varias veces al día, con el consiguiente suplicio, ya que no usaban espuma de afeitar, sino que eliminaban la barba con dropax, un depilador de resina y pez, o se extraían con una pinza. Tomaba un pequeño desayuno (ientaculum) e iniciaba sus ocupaciones laborales que duraban hasta el mediodía. Estas ocupaciones podían ser visitas de duelo o felicitación, judiciales, bodas o la visita de clientes que le realizaban el saludo matinal.

La matrona se dedicaba durante todo este tiempo a ser peinada por sus esclavas (varias horas) y a dirigir y organizar el trabajo de casa.

Al término de la jornada laboral, al mediodía, tomaban un almuerzo bastante ligero. Tras ella llega el tiempo destinado al ocio, algo muy importante para un romano. Podemos diferenciarlo en:

1-La siesta (meridiatio), palabra que procede de sexta, que era la hora en la que los romanos la practicaban.

2-El tiempo de ocio, en el que:

- Los jóvenes hacen ejercicios gimnásticos o deportivos en el Campo de Marte, a las afueras de la ciudad: equitación, conducción de carros, competiciones de natación, bailes...

- Los mayores prefieren los juegos como la taba y los dados o el paseo por pórticos y jardines.


Todos en general comparten su afición por las termas. Era el lugar preferido de todo romano para su esparcimiento y para hablar. Allí acudían al atardecer (las mujeres lo hacían por la mañana) y charlaban con los amigos, se comentaba la política, se paseaba, hacían gimnasia y se bañaban.

Estas termas tenían siempre diversas salas como:

- Apodyterium o vestuario, que era donde se desnudaban, dejando su ropa en unas repisas.

- Sudatorium o sala de vapor.

- Caldarium o sala de agua caliente.

- Tepidarium o sala de agua tibia.

- Frigidarium o sala de agua fría.

- Palaestra o sala de gimnasia.

- Piscina al aire libre.

- Biblioteca.

- Salitas de reuniones

- Salas para masajes.

-...

Antes de la puesta de sol tenía lugar la coena o cena, comida principal del día, que se hacía en familia. En esta cena diaria se tomaban lechugas, huevos duros, puerros, gachas y judías pintas con tocino magro; de postre se servían uvas, peras y castañas asadas; el vio era corriente.

Los romanos comían con los dedos, recostados en un lecho, apoyados en el codo izquierdo.

El ambiente, al principio austero, pasó a ser lujoso con manjares abundantes y refinados, vajillas de plata...

La cena se prolongaba con la sobremesa, comissatio, en la que bebía y charlaba abundantemente.

Por la noche, los romanos se disponían a dormir, pero había excepciones:

- Los asistentes a un banquete a veces lo prolongaban hasta altas horas de la madrugada.


- Los panaderos trabajaban durante la noche

- Las personas dedicadas al estudio lo hacían también por la noche, a la luz de una lámpara.

- Muchos jóvenes se dedicaban a sus expediciones amorosas y se entretenían a veces garabateando en las paredes con expresivos graffiti. Uno dice irónico: (Oh pared! Me admira que sostengas tantas tonterías sin desmoronarte.

- Los borrachos deambulan por las calles tras haber asistido a los banquetes o a las tabernas, en donde se servían tapas (aceitunas, verduras crudas, embutidos o jamón) y abundante vino aromatizado o con miel.

Las salidas nocturnas se solían hacer con la compañía de esclavos que portaban antorchas, pues no hay alumbrado público.

Si este romano asistía a un banquete como invitado, éste era recibido por los esclavos, que le recogían los zapatos y la toga, se le ofrecía un baño caliente y perfumado o se lavaba los pies y perfumaba. A continuación pasaba a una gran sala, donde el dueño de la casa tenía expuesta la vajilla. Ya en el triclinium y una vez acomodados, pasaban los esclavos llevando el agua en aguamaniles para que los comensales se lavasen las manos.

Desde finales de la República, era común cenar en el triclinium, nombre de la sala y de los lechos para los comensales. Generalmente había en cada sala tres triclinios, de tres piezas cada uno: lectus summus, medius e imus, que se reservaban según la importancia del invitado.

Para servir la mesa se reservaban los esclavos más hermosos y de mejores modales. Se les vestían con ropas de colores vivos, que contrastaban con sus largas cabelleras, que a veces servían para que sus amos se secaran las manos en ellas. Los peores vestidos eran los que recogían las mesas.

La cena propiamente dicha constaba de tres partes:

- Un aperitivo o entremés, gustus, acompañado de vino con miel o mulsum. Consistía en una serie de alimentos para abrir el apetito como melón, lechuga, atún, croquetas, trufas, ostras y pescado salado.

- Cena propiamente dicha, prima mesa, con variados platos y predominio de mariscos, pescados y carne. Siempre platos exóticos preparados de forma estrambótica.

- Los postres, secunda mesa, con frutas y repostería.

Los alimentos estaban las más de las veces salados o muy picantes para provocar la necesidad de beber continuamente el vino puro (merum), con miel (mulsum) o con agua (vinum).


Cada invitado llevaba un esclavo, servus ad pedes, que se encargaba de ayudar a su amo, sobre todo si éste bebía en exceso.

La mesa se preparaba con minuciosidad exquisita: se cubría con ricos manteles y sobre ella se colocaba la suntuosa vajilla y todos los manjares preparados. Las servilletas las ponían los invitados: servía para limpiarse las manos, sonarse la nariz, limpiarse el sudor y la boca y para llevarse a casa los regalos del anfitrión.

Los alimentos se tomaban con los dedos de la mano derecha. Los vasos eran de gran lujo. No conocían el uso del tenedor.

Las cenas terminaban generalmente con un brindis a los dioses y con la comissatio o sobremesa, que duraba muchas veces hasta el amanecer. Era como un segundo banquete, en el que alternaban los juegos, la música, las lecturas, los discursos; actuaban comediantes y bufones; había danzas y todo tipo de espectáculos más o menos licenciosos. Los comensales se adornaban la cabeza con coronas de flores, hiedra o laurel en la creencia de que estas plantas neutralizarían los efectos del vino.

e nombraba un rey de la fiesta, rex bibendi, que debía ser un experto en vino y banquetes. Este no debía permitir actos deshonestos, pero no podía poner límites al placer.

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